El papa Francisco llegó este viernes a Irak, la primera visita de un Sumo Pontífice en la historia, en la que buscará llevar consuelo a los cristianos perseguidos en las sucesivas guerras en la región, así como tender puentes con un sector del islam chiita, en otra apuesta de Jorge Bergoglio al diálogo interreligioso que tratará también de animar a todos los ciudadanos a superar las múltiples divisiones que existen en el país.
Francisco llegó a un país en el que según las estimaciones vaticanas la población cristiana no supera las 300.000 personas, sobre una población total de más de 38 millones, mientras que a inicios del Siglo XXI, hace solo 20 años, las estimaciones eran de cerca de 1.2 millones de cristianos en el país.
Según publica MinutoUno, la inestabilidad en el país tras la caída de Saddam Hussein, se sumó luego la ocupación de más de un cuarto del territorio nacional por parte de la milicia Estado Islámico (EI), que estableció su llamado califato allí y en la vecina Siria, y provocó el desplazamiento de miles de personas en el área.
También el sábado, Francisco encabezará un rezo interreligioso en las ruinas de la ciudad de Ur, considerada según la interpretación más difundida de la Biblia como el lugar de origen del patriarca Abraham, unidad entre cristianos, judíos y musulmanes.
Más allá de los ejes que buscará impulsar el Papa, la visita no estará exenta de dificultades.
La pandemia obligó recientemente al Gobierno local a establecer un toque de queda nocturno durante los viernes, sábado y domingo, justamente los días en los que el Pontífice estará en el país.
Por otro lado, si bien la situación de seguridad mejoró en los últimos años con la retirada final del EI de Mosul a fines de 2017, una serie de atentados, especialmente un doble ataque que en enero dejó 32 muertos en Bagdad, obligarán al Vaticano a estar más que atentos de lo normal en esta visita.