El país volvió a encabezar la lista regional con un índice mensual del 8,8%, superando ampliamente al resto de las naciones.
Argentina sigue ocupando el primer lugar en el ranking de inflación mensual en América Latina, según los datos comparativos del mes de abril. Con un incremento del 8,8% en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), el país no solo se mantiene en la cima regional, sino que también refleja una tendencia preocupante en materia económica.
El informe regional muestra que la inflación argentina se encuentra muy por encima de la del resto de los países de la región. En segundo lugar quedó Venezuela con un 3,9%, seguida por México (0,2%) y Brasil (0,38%). Incluso países históricamente inestables en este aspecto, como Colombia o Chile, registraron variaciones mensuales inferiores al 1%.
El acumulado anual de Argentina alcanza un alarmante 289,4%, mientras que en el acumulado del primer cuatrimestre del año, el país también lidera con un 65%. Este panorama genera fuerte impacto en los bolsillos de los ciudadanos, especialmente en alimentos, medicamentos y servicios básicos.
Analistas económicos advierten que, si bien el ritmo de subida de precios ha comenzado a desacelerarse desde los picos de finales de 2023, los niveles siguen siendo extremadamente altos. De hecho, Argentina se consolida como el país con la inflación más alta no solo de América Latina, sino del mundo, después de economías en conflicto o colapsadas.
El contexto internacional también muestra señales de alerta: mientras muchas economías de la región comienzan a estabilizar sus índices y apuntan a metas inflacionarias de entre el 3% y el 5% anual, Argentina continúa en una senda de inflación crónica, difícil de revertir sin un plan económico sostenido y políticas de largo plazo.
Desde el Gobierno aseguran que las medidas de ajuste y control del gasto están dando resultados, pero los expertos consideran que la falta de reactivación económica y la caída del consumo podrían generar nuevas tensiones en el corto plazo.
Con un escenario regional que tiende a la moderación de precios, el caso argentino se destaca no por su éxito, sino por la urgencia de una solución estructural que aún parece lejana.