Los acuerdos salariales que se rubricaron entre los sindicatos y la flota congeladora tangonera tienen fecha de vencimiento: el 31 de octubre de 2025. De cada a la próxima temporada de pesca de langostino de aguas nacionales se deberá nuevamente volver a retomar las negociaciones.
La experiencia de este año con muchos meses perdidos de pesca, exige la madurez del sector para explorar salidas de fondo, y salir del esquema de acuerdos transitorios buscando soluciones estructurales que aporten previsibilidad a largo plazo. De acuerdo con Parte de Pesca.
El sector congelador langostinero se reunió el mes pasado en Buenos Aires, la semana pasada coincidieron en Vigo, en ocasión de la Feria Conxemar, y prevén otros encuentros antes de fin de año, tanto de las cámaras pesqueras como de las empresas independientes.
La agenda tiene que ver con la necesidad de repensar el modelo, reconfigurar el negocio, pero con acciones que no sean coyunturales para poder aportarle previsibilidad a la industria del langostino, y, sobre todo, tomar como aprendizaje esta atípica temporada que inició tardíamente en agosto y cerró en los primeros días de octubre.
Los problemas de fondo siguen irresueltos. La discusión sobre los valores de referencia para el cálculo de producción volverá a la mesa de negociación entre los sectores del trabajo y las empresas.
Otro dato de la realidad es que habrá que poner en evaluación y análisis si es o no conveniente operar en aguas nacionales desde marzo a octubre; si bien afuera de la veda no suelen ir todas las empresas, sino que la mayoría espera la apertura formal dentro del AVPJM para iniciar sus operaciones, a la luz de las variables de mercado, es una cuestión que está en debate.
En las periódicas reuniones que se vienen realizado desde CAPECA, CAPIP y las empresas independientes, no todos coinciden en el abordaje de este tema; cada compañía tiene su propia realidad y exigencias, pero todo indica que para febrero de 2026 se tomará una decisión al respecto, en función de cómo evolucionen los precios y la demanda de los mercados.
Está claro que generar un sobrestock de langostino congelado a bordo provoca un inevitable derrumbe de los precios, mientras que al acotarse la oferta, hace que la demanda sea sostenida y los precios experimenten una recuperación, tal como ha ocurrido en esta oportunidad, por las circunstancias ya conocidas. Igualmente, los precios que se manejaron en estos dos meses, las empresas coinciden, en que son temporales, y no podrían ser tomados como parámetro para las próximas temporadas de aguas nacionales; menos en los cambiantes y dinámicos mercados internacionales.
Más allá de lo que ocurra afuera, el sector congelador langostinero argentino debe resolver en problema de sus costos internos, lograr acuerdos laborales de largo o mediano plazo, y no quedar atados a la coyuntura de cada temporada con el riesgo de volver a tener escenario de conflicto como el ocurrido este año con el SOMU, con la pérdida de gran parte de la zafra de aguas nacionales.
En la cumbre de Vigo de la semana pasada, el sector empresario volvió a mostrar fortaleza, en cuanto a que hay unidad y consenso en seguir buscando soluciones en conjunto; lo cual no ha ocurrido en años. Tanto las empresas agrupadas en las cámaras, como las independientes, mantienen la unidad para repensar lo que viene y cómo enfrentarlo.