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A menos de un mes de la sentencia, se conocieron detalles de cómo viven las asesinas de Lucio Dupuy y se generó una gran repudio. Enterate.

Magdalena Espósito Valenti y Abigail Páez fueron condenadas a prisión perpetua por el crimen de Lucio Dupuy, el niño de 5 años que conmovió a todo el país.

Sin embargo, ambas -madre y madrastra del pequeño- están compartiendo la condena en el mismo penal y la familia paterna del nene asesinado reclamó para sean separadas.

El director del Servicio Penitenciario, Segundo Giménez, dialogó con Información San Luis, un medio local, y dio detalles de la estadía de ambas: “Están alojadas en la unidad de mujeres. Comparten y conviven como en cualquier cárcel”, detalló.

El director negó que haya recibido alguna indicación desde La Pampa sobre un posible “trato diferente” para las asesinas.Afirmó que no cuentan con custodia especial y que la única vez que estuvieron separadas fue durante “el periodo de ingreso, en su primer momento”.

“Después han compartido y comparten con todas las internas iguales”, dijo y desmintió que hayan sido golpes por otras presas.

“Han sido incorporadas a talleres de laborterapia. Tengo entendido que les faltan dos materias de la secundaria. Entonces se va a hacer por intermedio de escuela y se va a verificar en La Pampa para que puedan terminar de manera virtual”, sumó.

Ramón Dupuy se refirió a la condena a prisión perpetua que recibieron Magdalena Espósito Valenti y Abigail Páez, declaradas culpables de homicidio agravado de Lucio, el nene de cinco años asesinado a golpes en La Pampa hace dos años. «A Lucio lo mataron por ser varón», dijo el abuelo.

«Vinimos a buscar prisión perpetua y estamos conformes con eso. No me voy conforme con que no se le haya puesto el agravante de odio de género. Hay pruebas de que a Lucito lo mataron por ser varón. Vamos a seguir», aseveró Ramón Dupuy.

Además, el hombre aseveró que su hijo Christian, el padre de Lucio, se fue anticipadamente de los tribunales ubicados en la Ciudad Judicial de Santa Rosa, en La Pampa, por que «estaba muy mal» tras escuchar la condena contra las responsables del crimen de su hijo dictada este viernes 17 de febrero al mediodía.

El abogado de los Dupuy dio detalles de los pasos a seguir 

Por su parte, el abogado de la familia Dupuy, Mario Aguerrido dijo que existió una serie de instancias estatales que podrían haber evitado el homicidio.

«Tenemos una base cierta que es determinar cómo fue asesinado Lucio. Ahora hay que ir construyendo los eslabones de responsabilidad en este tema», dijo Aguerrido, en relación a la jueza Ana Clara Pérez Ballester que le dio la tenencia a la madre y que tiene un jury en su contra iniciado por la justicia provincial.

Asimismo, apuntó contra las áreas de Salud que no se alertaron por las numerosas veces que el chico fue internado por golpes, contra las que también presentarán pedidos de investigación. «Tampoco descarto Educación. Haremos un planteo y la Justicia determinará si hay responsabilidad criminal o no», agregó.

Con respecto a la sentencia, el letrado aseguró que «la gravedad del hecho y todo lo que sufrió» el niño de cinco años «ameritaba aplicada la máxima sanción prevista por el código penal». «La autopsia de Lucio es bastante gráfica. El hecho no tiene explicación. La única forma racional de explicarlo es a partir del odio al género masculino», puntualizó.

La condena por el crimen de Lucio Dupuy

A dos años del caso que conmocionó al país, los jueces Aníbal Olié, Alejandra Ongaro y Daniel Sáez Zamora condenaron a prisión perpetua a las responsables del homicidio de Lucio Dupuy. Sin embargo, descartaron el agravante de «odio de género» que había planteado el abogado de los Dupuy y querellante en el juicio.

La progenitora de Lucio, Magdalena Espósito Valenti (de 24 años), fue considerada «autora material y penalmente responsable del delito de homicidio triplemente calificado por el vínculo, alevosía y ensañamiento». Por su parte, fue absuelta «por el hecho de abuso sexual agravado por el que fuera oportunamente acusada».

Por otro lado, Abigail Páez, de 27 años, fue considerada «autora material y penalmente responsable del delito de homicidio doblemente calificado por alevosía y ensañamiento en concurso real con el delito de abuso sexual con acceso carnal por vía anal ejecutado con un objeto fálico agravado por tratarse de la guardadora y por haberse cometido contra un menor de 18 años de edad aprovechando la situación de convivencia como delito continuado».

El rostro de Lucio Dupuy recorrió durante semanas los medios de comunicación. Puso en agenda una situación crítica desde hace mucho tiempo, pero con poca prensa: la violencia contra niños y niñas. En este caso doloroso se entrecruzan los debates del feminismo, los derechos de las infancias, el imaginario social de la maternidad, el rol de los medios y el punitivismo, lo que que refleja el estado de una sociedad en la cual la violencia y el adultocentrismo se han naturalizado. Además, revela violencias estructurales que para nada son nuevas. «Llevamos 20 años trabajando con infancias y nos hemos cansado de enviar propuestas para mejorar las condiciones de vida de niños, niñas y adolescentes (NNyA), de solicitar audiencias para que escuchen la situación de urgencia que padece la infancia y nada. Miran para otro lado, realmente no les importa», expresa la psicoanalista y activista por los derechos de los niños, Sonia Almada.

Lo que le sucedió a Lucio no retrata una particularidad, sino un vivir cotidiano para miles de niños, niñas y adolescentes. En Argentina los métodos de disciplina violenta -que incluyen castigos físicos y maltrato psicológico- afectan a 7 de cada 10 chicos de entre 2 y 4 años. La repercusión del caso está impulsando acciones de detección temprana de los hechos de violencia contra niños y niñas, al haber quedado demostrada la cadena de incumplimientos y omisiones que llevaron a la muerte de Lucio. Pese a las voluntades políticas de impulsar proyectos de ley, lo cierto es que ya existe un marco legal y proyectos en marcha orientados a detectar y frenar la violencia contra las infancias.

Es un caso que se alimentó de coberturas mediáticas con el foco en la orientación sexual de las agresoras y la supuesta ausencia del feminismo, dejando de lado, una vez más, el verdadero eje de la cuestión: los derechos de las infancias.

Los hechos

Lucio Abel Dupy tenía 5 años cuando falleció en el Hospital Evita en Santa Rosa, La Pampa, el 26 de noviembre de 2021, a causa de una fuerte golpiza. Horas antes, fue llevado por su madre, Magdalena Espósito Valenti (24) y su pareja Abigail Páez (27) a una sede policial, donde se le practicó RCP sin éxito, y luego fue trasladado al hospital.

De acuerdo a la autopsia, presentaba signos de «politraumatismos por golpes, mordeduras y quemaduras, de vieja y reciente data» y falleció a causa de una «hemorragia interna», producto de las agresiones. También encontraron «lesiones en la parte genital del niño», por lo que se investigó también la presencia de abuso sexual.

Las dos mujeres fueron halladas culpables por el crimen de Lucio. Espósito Valenti fue considerada «autora material y penalmente responsable del delito de homicidio triplemente calificado por el vínculo, alevosía y ensañamiento», mientras que Páez fue hallada «autora material y penalmente responsable del delito de homicidio doblemente calificado por alevosía y ensañamiento en concurso real con el delito de abuso sexual con acceso carnal por vía anal ejecutado con un objeto fálico agravado por tratarse de la guardadora y por haberse cometido contra un menor de 18 años de edad aprovechando la situación de convivencia como delito continuado». Esta semana, fue confirmada la prisión perpetua para ambas.

Los otros Lucios

El caso de Lucio aparece como la encarnación de otras víctimas, el paradigma de todo un sistema que violenta los derechos. Las otras Lucías, los otros Báez Sosa, los otros Lucios, simbolizan un pedido de justicia colectivo. Los motivos de la mediatización no siempre son los deseables -como en el caso de Lucio-, pero de alguna manera sirven para poner en agenda problemáticas complejas, profundas y sobre todo, cotidianas, que en otros momentos pasan desapercibidas.

Según los números del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, la violencia familiar creció 28% y los abusos sexuales, un 13% en los últimos años. El nuevo Código Civil de Argentina -vigente desde 2015- prohíbe expresamente no solo el castigo corporal hacia los chicos sino también el psicológico. El Artículo 647 expresa: «Prohibición de malos tratos. Auxilio del Estado. Se prohíbe el castigo corporal en cualquiera de sus formas, los malos tratos y cualquier hecho que lesione o menoscabe física o psíquicamente a los niños o adolescentes. Los progenitores pueden solicitar el auxilio de los servicios de orientación a cargo de los organismos del Estado».

De acuerdo a datos de UNICEF, en Argentina los métodos de disciplina violenta, que incluyen castigos físicos y maltrato psicológico, afectan a 7 de cada 10 chicos de entre 2 y 4 años («Una situación habitual: violencia en las vidas de los niños y los adolescentes»).

«La violencia hacia los chicos es una problemática global y es especialmente preocupante cuando ocurre al interior de los hogares e involucra a los adultos cuidadores, personas que en lugar de proteger y acompañar a los niños en su crecimiento, los lastiman física y emocionalmente», afirmó Roberto Benes, Representante de UNICEF Argentina. «La violencia durante la infancia y la adolescencia deja marcas imborrables en los chicos y tiene consecuencias en su desarrollo presente y futuro», agregó.

En Argentina, el 54,4% de los chicos y chicas de entre 2 y 4 años recibe golpes, palmadas en el brazo o la pierna, zamarreos, sacudidas o chirlos de parte de los adultos que los cuidan, porcentaje que se reduce a un 44,1% entre los 5 y los 14 años.

Según la oficina de violencia doméstica de la Corte Suprema de la Nación durante 2020 y 2021 se registraron 6805 denuncias de niños, niñas y adolescentes maltratados. 8 de cada 10 fueron agredidos por sus progenitores y 7 de cada 10 tenían menos de 11 años. La violencia psicológica (95%) y la de tipo física (43%) fueron las más usuales.

Los niños, niñas y adolescentes no sólo son afectados por la violencia verbal y física, también son numerosos los casos de abuso sexual, violencia vicaria, trata de personas y otras tantas formas de maltrato en que el odio a la infancia y el sistema patriarcal se alinean.

La funcionaria de la Defensoría de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la Nación, Marisa Graham, consideró que la situación de los niños es «grave» y apuntó desde los organismos a trabajar en «buscar nuevas soluciones» y «entender qué pasa en el mundo adulto que avasalla de esta manera a los niños».

Cambiar una cultura adultocéntrica

Más allá de un enfoque normativo, los expertos apuntan a un cambio cultural en la relación que los adultos sostienen con los niños y niñas.

«Los adultos todavía consideran que los niños y niñas les pertenecen y se puede hacer cualquier cosa con ellos y todavía se considera que la forma de disciplinar es el castigo físico, el grito, la paliza. Estas prácticas están naturalizadas y no se denuncian porque todavía se considera que el maltrato infantil es un asunto privado que concierne a las familias. No es verdad. Es una responsabilidad de todos cuidar a los niños y niñas», analiza Sonia Almada, psicoanalista, conferencista, docente y activista por los derechos de las infancias.

UNICEF sostiene que «los enfoques nacionales deben abordar las creencias y actitudes sistémicas de la sociedad que perpetúan la violencia contra los niños en cualquier entorno (…) esto requerirá alterar normas y comportamientos sociales y culturales profundamente arraigados, en particular la idea de que algunas formas de violencia no solo son normales, sino que incluso son justificables y por lo tanto toleradas.

Además, afirma que un agravante en el sostenimiento de los diversos tipos de violencia sobre las infancias es la desigualdad de género, ya que «las normas de género pueden moldear ciertas prácticas y relaciones de crianza que pueden afectar el desarrollo de los niños».

«El caso de Lucio lamentablemente tiene una historia muy cruel de torturas, abusos y malos tratos, que se conocieron justamente porque las asesinas son mujeres. La inmensa mayoría de los infanticidios tiene un derrotero parecido, malos tratos, negligencia, y torturas hasta que se llega a la violencia extrema».

Por otra parte, cuestionó el abordaje mediático de este tipo de delitos: «Me parece que el enfoque es incorrecto en muchos casos porque falta la perspectiva en infancia. Respetar los derechos de los niños y niñas es también reconocerlos como sujetos de derechos y deseos. Contar su intimidad, mostrar su imagen, detallar los detalles macabros del crimen es violar su dignidad de sujeto. Creo que los medios deben capacitarse en infancias de manera urgente».

«Este caso se utilizó mediática y políticamente para sacar rédito. Desde el antifeminismo hasta el proyecto de Ley Lucio», agregó Almada.

La normativa vigente de protección de las infancias (Ley N° 26.061) establece el reconocimiento de los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derecho, y aclara que hay diversos actores sociales responsables de que sean oídos: el Estado, la comunidad y la familia.

La pregunta central, en todo caso, es qué instancias institucionales fallaron en la cronología de los hechos que condujeron a la muerte del niño.

Lucio estuvo a cargo de distintos familiares a lo largo de su corta vida. En 2019, cuando tenía 3 años, un informe encargado por la asesora de Niños, Niñas y Adolescentes de General Pico, Elisa Catán, determinó que ninguno de sus padres podía hacerse cargo de él. La tutela fue otorgada semanas más tarde a su tía política, Leticia Noemí Hidalgo.

Fue restituido a su madre en julio del 2020, mediante un acuerdo con los tíos del niño. Catán determinó que no había indicadores de riesgo y se logró un acuerdo común entre las partes. La tutela volvió a ser legalmente de la madre por orden de la jueza Ana Clara Pérez Ballester.

Ahora, Pérez Ballester enfrenta una denuncia penal por parte de la Fundación Más Vida. Se busca que se determine la culpabilidad de la magistrada y que sean identificados los demás funcionarios que hayan actuado desde el juzgado en trámite. Según la denuncia, la jueza restituyó a Lucio a su madre sin realizar un estudio socio-ambiental del hogar.

«Cuando la custodia fue entregada a los tíos de Lucio, los sometieron a todos los estudios ambientales posibles, pero cuando se trató de entregarlo a la pareja responsable de su tortura y muerte, la juez incumplió los controles. Estamos ante un evidente caso de mal desempeño», detalló Raúl Magnasco, presidente de la fundación.

Sostuvo que la decisión de Pérez Ballester «derivó en la muerte evitable de Lucio». De acuerdo a lo estipulado por la ley, existe una larga cadena de omisiones y fallos que condujeron a su muerte, desde los organismos estatales, judiciales y médicos hasta la comunidad que no alertó en su momento.

¿Dónde está el feminismo?

Un argumento repetido hasta el cansancio en medios de comunicación fue la supuesta ausencia del movimiento feminista, ya que las agresoras eran mujeres lesbianas y la víctima, un varón. La acusación respondió más a una forma de misoginia disfrazada que a un interés por los derechos de las infancias, ya que los movimientos feministas trabajan desde hace años en esta temática, desde la implementación de la E.S.I, el respeto por la autonomía de los niños y niñas hasta la detección temprana de distintas formas de violencia.

«‘¿Dónde están las feministas?’ fue una pregunta que se viralizó hasta convertirse en hashtag», observa Almada. «Lo cierto es que las feministas trabajamos hace décadas para lograr una vida libre de violencias para todas las personas. Esta pregunta se utilizó para culpar a los feminismos, y no es la primera vez que sucede», apuntó.

«Es una forma de disciplinamiento ante los avances indiscutibles que hemos logrado, pero que constituyen una amenaza para las personas que no desean respetar los derechos de todas las demás, porque justamente hacerlo no los beneficia», explicó Almada, y dijo que el ataque de «grupos que no desean la igualdad» fue acompañado por medios de comunicación «que potenciaron y multiplicaron la homofobia».

«Incitaron al odio y a la venganza, y de esta forma perdemos todos. La triste historia de Lucio sirvió para levantar las pancartas homofóbicas y patriarcales maquilladas de defensa de los niños y sabemos que en defensa de la infancia se han cometido las peores atrocidades», afirmó.

Además, dijo que «La crueldad no tiene género y estas personas son asesinas más allá de su identidad de género, su clase social y su raza. Llama la atención que con 120 infanticidios ocurridos entre 2012 a 2022, de bebés, niños y niñas asesinados a golpes, con armas de fuego y elementos cortantes por sus padres, no se haya alzado la voz en estos casos que también requieren justicia».

Consultada sobre la mediatización de este caso en particular, explicó que «este caso se mediatiza porque se hacen publicos los detalles morbosos de su tortura y malos tratos, porque son dos mujeres las asesinas y por su elección sexoafectiva».

De hecho, las estadísticas recogidas por UNICEF sobre las situaciones de violencia contra niños, niñas y adolescentes señalan que de los casos en que pudo identificarse el género, el 81,1% de los agresores eran de género masculino y el 4,2% de género femenino.

También registraron un total de 1.355 niños, niñas y adolescentes agredidos por familiares, de los cuales el 44,4% fueron agredidos por su padre o padrastro, el 27,8% por el tío, abuelo/a y hermano/a y el 3% por la madre.

El debate de la mano dura

Durante los días de mayor cobertura mediática del caso Lucio resonaba el caso de Fernando Báez Sosa, el joven asesinado a golpes por un grupo de rugbiers en 2020, cuyo juicio finalizó con condenas para todos los implicados. En redes sociales e incluso en debates de importantes medios se barajó la idea del castigo duro, de lo que «merecían» los agresores de ambos casos, de cómo serían recibidos en la cárcel, entre otros imaginarios de punitivismo feroz. Si bien son hechos que conmueven la fibra más emocional de la comunidad, quienes trabajan en los procesos de reparación de las víctimas de distintos tipos de violencia rechazan este tipo de castigos como una forma de justicia.

«Sé que la violencia genera violencia. Es ojo por ojo, la ley del Talión, porque se exige un castigo semejante como forma de retribución por el crimen cometido. La reparación pasa por la justicia, aunque no hay condena que alcance para las víctimas y los deudos, pero es el sistema que tenemos para castigar el crimen y los ilícitos», opina Almada.

El problema de fondo es, precisamente, la normalización de la violencia contra quienes son considerados inferiores o indefensos.

«El sistema penitenciario también deja mucho que desear y sabemos los tremendos crímenes y avasallamiento de derechos que se viven en las cárceles. La prisión no recupera, embrutece y violenta y no debería ser así. Se necesita una reforma judicial urgente en sentido amplio y con perspectiva en infancias y género», agrega.

La ley que no se cumple

Tras el conocimiento público del crimen, las denuncias por maltrato a niños, niñas y adolescentes se multiplicaron hasta en un 70% en los primeros días de diciembre. En este sentido, el diputado pampeano Martín Maquieyra (PRO) presentó el proyecto de la «Ley Lucio», que promueve «la protección de los derechos de la infancia y prevención contra la violencia de los niñas, niños y adolescentes».

En noviembre de 2022, el proyecto reunió 228 votos a favor y ninguno en contra en la Cámara de Diputados y se giró al Senado. Hace pocos días, el presidente Alberto Fernández decidió a través del Decreto 45/2023 incluir al temario de sesiones extraordinarias el tratamiento del proyecto de la Ley Lucio.

Sin embargo, la normativa no se diferencia sustancialmente de la Ley de Protección Integral N° 26.601, vigente desde el 2005. El problema es que no se instrumentaliza debidamente.

En este sentido, Almada opinó que «la Ley Lucio no es más que un pasquín organizado por dos partidos políticos con miras a las elecciones. Tenemosa ley de protección integral 26.061 que no se cumple en Argentina pero que es muy completa y suficiente para proteger las infancias. No se necesita una ley para cumplir lo que una ley que ya tenemos propone».

Además, sostiene que la Ley Lucio «aparece como si mágicamente se podría terminar con la violencia contra las infancias, cuando hace años las ONG’s venimos exigiendo al Estado que realicen el trabajo articulado, territorial, estadístico, de capacitación y campañas de prevención y sin que lo hagan. Llevamos 20 años trabajando con infancias y nos hemos cansado de enviar propuestas para mejorar las condiciones de vida de los niños, niñas y adolescentes, de solicitar audiencias para que escuchen la situación de urgencia que padece la infancia y no pasa nada. Miran para otro lado, realmente no les importa».

Almada espera que el caso permita poner en agenda la violencia contra las infancias e impulsar los proyectos que los activistas y las organizaciones sostienen desde hace años. La psicóloga recuerda que desde su fundación Aralma presentaron un proyecto en abril del 2022 para crear un Ministerio de la Infancia, el cual actualmente se encuentra en Diputados: «El objetivo claro es que de una vez y para siempre se escuche la voz de los niños, y forman parte de la diagramación de sus presentes y futuros».

Frente a las coyunturas, el objetivo es que el caso de Lucio no sea un ícono del individualismo, sino que pueda echar luz mediática y política sobre las realidades de miles de niños y niñas que conviven con sus agresores, cuyos derechos siguen siendo desoídos de manera sistemática.

El caso de Lucio Dupuy conmovió a todo el país. El niño de 5 años fue asesinado a golpes por su mamá Magdalena Espósito Valenti, y su entonces novia, Abigail Páez, que no solo le pegaban sino lo torturaban y hasta abusaban. Ambas fueron condenadas a cadena perpetua.

Durante 2021, el niño fue al Jardín de Infantes Nucleado (JIN) N°7 de Santa Rosa, en La Pampa, a la salita de 4. El lugar quedaba a a 20 minutos a pie desde su la casa donde padecía el mismísimo infierno.

En las conversaciones por WhatsApp, descubrieron que a la madre y su pareja les preocupaba que en Jardín las maestras se dieran cuenta de los moretones del pequeño.

Pero, en Jardín las autoridades nunca se percataron del horror que padecía el niño. Perosu maestra de música estuvo unos días antes del crimen y reveló cómo fue el último día de Lucio en el colegio.

La docente indicó que ese jueves 25 de noviembre de 2021, Lucio le reveló que había comido chocolate en la casa de un amigo y que luego había vomitado sangre, pero que “estaba bien”. La maestra les mostró videos en celular a los niños y luego realizó un ejercicio de relajación que consistía en tomar aire por nariz y boca, luego recostarse.

Al finalizar el ejercicio, Lucio le reveló que le dolía la espalda, dijo la mujer en la sala del Tribunal de Audiencias. La maestra le pidió al pequeño que se quedara sentado. Recordó que Lucio miró al resto de sus compañeros, todos tendidos en el piso y Lucio se acostó de costado.

“Los saludó con puñitos”, dijo la maestra sobre cómo terminó su día con él.

Además, la maestra contó: “nunca vio a Lucio decaído, con sueño, siempre entraba con una sonrisa, nunca lo vio golpeado. Se destacaba en la clase, era mediador con sus compañeros y activo”.

“Lucio se integró al Jardín a principio de año cuando arrancaron las clases, en marzo, no recuerda el día; se integró bien era un grupo en el que a ninguno le costó la integración, era año de pandemia”, sostuvo y añadió: “No hubo actividad con la familia”.

“Era un nene súper dulce y súper bueno, muy buen compañero,hablaba bien, tenía buen vocabulario, contaba cosas cotidianas, los intercambios dan lugar a que diga qué hacía el fin de semana, era muy inteligente, era el que más se destacaba del grupo, dibujaba bien y entendía la consigna”, indicó sobre el comportamiento.

Ahora, sobre la madre contó: “Generalmente lo llevaba y lo buscaba su mamá, en pandemia no tuvieron muchas reuniones ni contacto, sí por WhatsApp, fue cuando enviaban actividades y las mandaban por WhatsApp, después organizaron una vez por semana por Zoom, Lucio generalmente la hacía y las pasaba por WhatsApp, las hacía bien”.

“Siempre que faltaba, la madre avisaba. Era uno de los que más asistía, ya que durante la pandemia los niños faltaban mucho, aunque no se entregaban certificados médicos”, reconoció.

Crimen de Lucio Dupuy: Abigail Páez fue incluida en la lista nacional de abusadores sexuales

Poco después de conocerse la condena a prisión perpetua para Magdalena Espósito Valenti y Abigail Páez por el brutal crimen de Lucio Dupuy, se conoció un dato sobre el futuro de la pareja de la madre del menor: al margen de la pena que deberá purgar, pasó a formar parte de la lista nacional de abusadores sexuales.

La novedad fue revelada por el periodista Ignacio González Prieto, de TN, quien aseguró que Abigail Páez «fue incluida en la lista nacional de abusadores sexuales, algo que no es habitual en la Argentina. En la mayoría de los casos son hombres y ahora se sumó su nombre”.

“El Tribunal dejó bien escrito que la mujer fuera incluida en el listado y que las dos queden condenadas a prisión perpetua sin ningún tipo de beneficio. Es decir, 50 años de prisión para ambas y ni siquiera a los 35 años van a poder pedir la libertad condicional”, agregó.

Ramón Dupuy, el abuelo del nene asesinado por su mamá y la pareja de ella, contó a TN un estremecedor dato sobre los objetos que aún conserva de su nieto: “En casa, los juguetes de Lucio desaparecen y vuelven a aparecer solos”.

En pleno viaje desde General Pico, La Pampa, hasta La Bombonera, donde ayer fue recibido por Juan Román Riquelme previo al partido de Boca contra Platense, Ramón habló para recordar a su único nieto varón.

En ese contexto, dijo: “Pasan cosas extrañas en casa, pero a veces no las quiero contar porque nos van a tildar de locos”. Para Ramón, la presencia de Lucio se hace sentir más que nunca en la casa donde el nene supo ser feliz junto a sus primas y tíos.

“Yo tengo todos los juguetes de Lucio, todos los que pudimos rescatar”, dijo. Es que tras el crimen del nene, las madres de las acusadas tiraron las pertenencias del chiquito y hubo cosas que no pudieron salvar.

A pesar de ello, sostuvo: “Lucio está muy presente, es muy loco lo que pasa”. Además, recordó el momento que su esposa, vivió a la salida de los tribunales de Santa Rosa el pasado 2 de febrero, cuando declararon culpables a Magdalena Espósito Valenti y Abigaíl Páez por el homicidio agravado.

“Lo que le pasó a Silvia la dejó muy conmovida. El nene que apareció llorando de la nada cuando salimos y la abrazó con tanto amor, es algo inexplicable, estamos seguros de que fue una señal”, sostuvo.

Además, insistió en que el fallo que los jueces Alejandra Ongaro, Andrés Olié y Daniel Sáez Zamora dictaron, no era el esperado. “Nosotros no estamos conformes, no se la condenó a la progenitora el delito de abuso sexual y el agravante de odio de género, lo cual consideramos que es así porque a Lucio lo mataron por ser varón”, agregó.

La señal que recibió la abuela de Lucio Dupuy después de la sentencia: “Sentí que era mi nieto”

El pasado 2 de febrero a la salida de los tribunales de Santa Rosa, mientras Ramón hablaba con los medios sobre las condenas que habían recibido las acusadas, Silvia, que se encontraba a su lado, vio a un nene de la edad de Lucio llorando que le tiró los brazos y le pidió upa. Sin dudarlo lo levantó y, el chiquito, que a esa altura ya se dejaba ver mejor, tenía abrochado en su ropa un prendedor con la cara de Dupuy.

La mujer y el pequeño se abrazaron y luego de unos minutos, el nene se bajó. Ante la mirada de todos los presentes, que creyeron que se trataba de uno de sus nietos, Silvia respondió que no lo conocía. Dijo que de un momento a otro lo vio, y que simplemente el nene le pidió que lo alzara. Ahí, rota y a la vez emocionada, confesó: “Me abrazó de tal manera que inconscientemente pensé que era el abrazo de mi nieto”.

Las palabras de la mujer resonaron entre todos los presentes y varios dejaron escapar sus lágrimas. Muy conmovida, Silvia no dudó. “Es una señal”, dijo.

Magdalena Espósito Valenti mostró en varias ocasiones su malestar por tener que convivir con el nene de 5 años.

“En menos de un mes ya no va a estar acá. Ya fue. No veo la hora de que se vaya para poder levantarme y estar sola y en paz”, le dijo Magdalena Espósito Valenti, la mamá de Lucio Dupuy, a su pareja, Abigail Páez, días antes del asesinato del nene. En varias ocasiones, la mujer expresó su malestar por convivir con el pequeño y que interfería en su relación.

Este viernes, se conocerán las penas para las dos condenadas del brutal crimen y durante el debate oral, se dieron a conocer los macabros chats entre ellas cuando hablaban del nene.

En ese marco, revelaron los diálogos entre las dos mujeres días antes del asesinato, dónde relataban los golpes y el maltrato psicológico que sufría a diario. Incluso, 30 días antes de su muerte, afirmaban que Lucio “ya no iba a estar más”.

La mamá de Lucio Dupuy y su pareja son las únicas acusadas por el crimen. (Foto: Facebook/Magdalena Espósito Valenti)
El brutal chat entre la mamá de Lucio Dupuy y su pareja un mes antes del crimen

27 de octubre de 2021

AP: Si, eso te iba a decir no va a ir al jardín. Así que ni te gastes en hacerle comida o nada que se quede ahí.

AP: No, no va al jardín, y si podemos estar solas tranquilas. Cerramos las puertas y que se quede ahí en el patio.

MEV: Porque le pegaste igual. Los moretones eso no se le van a ir más.

AP: Le metí una cachetadas.

MEV: Ya fue blda (sic), no le pegués más. Eso sabés muy bien que no me gusta, déjalo en penitencia y listo. Anda con toda la cara marcada horrible. Tras que encima se hace el víctima por todo tiene motivos para hacerlo si está marcado.

AP: Con vos se hace el víctima. Cuanto antes se vaya, mejor.

MEV: En menos de un mes ya no va a estar acá. Ya fue. No veo la hora de que se vaya para poder levantarme y estar sola y en paz.

Tras conocer la sentencia de las dos implicadas, la psicóloga Gabriela Dueñas analizó la forma de actuar de la madre de Lucio y su pareja. “Desde el punto de vista psicológico uno puede trazar un perfil de este tipo de personalidades, que tienen que ver fundamentalmente con lo que nosotros llamamos perversiones y psicopatías, que suelen estar asociadas dentro de lo que se denomina trastornos límites de la personalidad. Es decir, no están de ninguna manera locos, como se diría comúnmente. La problemática más grave que tiene este tipo de personas es la falta de empatía absoluta, culpa y vergüenza, además del disfrute de ver sufrir a otra persona”, consideró.

“Lo que debo decir también es que no caigamos en el error de poner el foco en estos dos individuos que cometieron semejante atrocidad, sino que podamos pensar más allá de las historias individuales y particulares que configuraron este tipo de personalidad sádica y perversa, en las variables determinantes sociales que terminaron generando condiciones de vida que producen este tipo de personalidad que hoy vemos con mucha frecuencia en esta sociedad. Esto no es casual porque tiene que ver con estos determinantes socio culturales, en donde prima un clima de violencia social deshumanizado”, explicó.

En esa línea, Gabriela Dueñas manifestó que este tipo de casos debería interpelar a toda la sociedad: “Vamos naturalizando, banalizando la maldad. Hoy las familias juegan un papel mano a mano, ya no lo consideramos más el primer agente de sociabilización, compiten con las escuelas y fundamentalmente con las nuevas tecnologías informáticas. Los valores están absolutamente sumergidos a raíz del avance de estas lógicas neoliberales que ponen el eje en los individuos y se viene perdiendo hace tiempo la red social de contención”, indicó.

La profesional también criticó a los medios de comunicación por exponer la perspectiva de género de las dos mujeres condenadas en el caso Dupuy. En ese sentido, aseguró que “son manipulaciones psicopáticas que hacen los medios o algunos sectores de la sociedad en relación a la perspectiva de género, que además no es una novedad argentina. Hace años se viene trabajando en la desigualdad marcada y profunda que existe en esta cultura patriarcal. Debemos reconocer que hubo discursos de género de determinados sectores que se han desmadrado”, sostuvo. (www.REALPOLITIK.com.ar)

La pena a la que serán sentenciadas Magdalena Espósito Valenti y Abigail Páez, halladas culpables por el crimen de Lucio Dupuy, estaba prevista para el próximo lunes 13 de febrero, pero se informó que esa fecha fue postergada.

Según se indicó, el lunes el Tribunal dará lugar en la audiencia a las apelaciones de los fiscales, la querella y los defensores de las acusadas. En ese marco, la familia paterna de Lucio pedirá una sentencia más dura para ambas acusadas, mientras que los defensores de la pareja solicitarán su absolución en algunos delitos.

Desde las 8 de la mañana del lunes y hasta las 12 del mediodía –a puertas cerradas, como todo el desarrollo del juicio oral para preservar el caso del menor– cada parte expondrá sus argumentos y la pena se conocerá más adelante.

Caso Lucio Dupuy: qué modificaciones en la sentencia pedirá cada parte

Tanto Espósito Valenti, la madre de Lucio, como Páez, su pareja, fueron condenadas por el delito de homicidio agravado. 

Páez también fue declarada culpable de abuso sexual ultrajante, mientras que la mamá del nene de 5 años fue absuelta por ese delito.

Los fiscales Verónica Ferrero, Walter Martos y Marcos Sacco apelarán esta  sentencia y pedirán que Espósito también sea condenada por abuso sexual ultrajante. En la misma línea se manifestará el abogado defensor de la familia paterna de Lucio, a cargo de José Mario Aguerrido, que apelará a la absolución por ese delito.

Como lo habían planteado desde hace tiempo, la querella buscará además que se tome como agravante el delito de crimen de odio por su condición de varón, al señalar las pruebas de peritos y conversaciones entre ambas en las que se referían a Lucio.

Por otro lado, de acuerdo a la información, la abogada de la madrastra de Lucio cuestionará parte de la autopsia del médico Juan Carlos Toulousse y buscará calificar el hecho en un homicidio preterintencional, es decir, que quería herirlo pero no provocarle la muerte. Y pedirá que la joven sea absuelta por el delito de abuso sexual por la “duda razonable”.

En el caso de la mamá de Lucio, su defensor Pablo de Biasi pedirá la absolución del delito de homicidio agravado: el abogado sostiene que Espósito Valenti no estuvo en el momento de la agresión que le produjo la muerte, sino que era su pareja quien estaba a cargo del niño.

Además, la defensa de la joven sostiene que el hecho debe encuadrarse como violencia de género por la presunta violencia que ejercía sobre ella Christian Dupuy, el padre de Lucio.

La madre de Lucio Dupuy y su pareja fueron condenadas este jueves al mediodía en la ciudad pampeana de Santa Rosa por un tribunal que las consideró responsables del asesinato del nene de 5 años. Según pudo saber TN, Magdalena Espósito Valenti y Abigail Páez se enteraron del veredicto mientras trabajaban en los talleres de la cárcel.

Tal como informaron fuentes del caso, las acusadas se encuentran realizando tareas de cotillón y de panadería dentro del Complejo Penitenciario N°1 de San Luis. Al momento de la sentencia, Espósito Valenti y Páez se enteraron de la condena por medio de un empleado judicial que les leyó la decisión de los jueces.

Fue la propia defensa de las acusadas, a cargo de la abogada Silvina Blanco y Pablo De Blasi, la que solicitó que se les notificara la sentencia en su lugar de detención. En estos casos, cualquier persona imputada que está siendo juzgada puede acceder a este derecho si así lo desea.

Han vivido la jornada del veredicto como un día más. Ellas trabajan en la unidad. Están en la panadería y en el taller de cotillón. Tienen organizados sus días con esos trabajos”, dijo Blanco a TN.

Y agregó: “Desde la oficina judicial enviaron vía mail una copia del veredicto y se le entregó. Ni siquiera estuvieron conectadas por Zoom. Y eso que trascendió que lo vieron desde un sillón, es humo”.

Refuerzan la seguridad en la cárcel de San Luis

Las demás presas que están alojadas en el Centro de Detención de la provincia de San Luis están muy enojadas por esta situación de privilegio que viven las ahora condenadas y amenazaron de muerte a Espósito Valenti y su pareja. Debido a esto, desde el penal debieron reforzar las medidas de seguridad.

Actualmente, ambas se encuentran detenidas juntas en la misma cárcel pero en celdas individuales, por lo menos hasta el 13 de febrero, día en que se conocerá la pena que recibirán, la cual, se especula, será prisión perpetua.

Además, consultada por el hecho de que las acusadas están en la misma cárcel, la abogada de Páez contó a TN que “la cuestión de que si están juntas o separadas es una decisión que pertenece en forma exclusiva al Servicio Penitenciario de San Luis”.

Cómo es el Complejo Penitenciario de San Luis

El Complejo Penitenciario N° 1 de San Luis está ubicado sobre la Ruta 146, al kilómetro 8. Está delimitado por un gran cerco de rejas verdes que dan diseño al portón de ingreso a la penitenciaría.

Tras pasar la entrada y el patio externo, se encuentra un enorme frente vidriado donde comienza el edificio central. La geografía interna se distribuye en unidades donde se encuentran los pabellones de mujeres, adolescentes y condenados en sus distintas ubicaciones.

Por otro lado también están los procesados en espera de sentencia y las salas de visitas que diariamente reciben un promedio de 300 personas.

Dentro del complejo se llevan a cabo distintos talleres como el de panificación y repostería, costura y bordado, cotillón y adornos infantiles, carpintería y también el trabajo en las huertas de frutas y verduras que se cultivan en los diversos espacios abiertos.

Tras conocerse la sentencia por el asesinato de Lucio Dupuy, los familiares del menor marcharon a la salida de los tribunales acompañados por una gran cantidad de personas. En ese momento, un niño de cinco años le entregó un dibujo a Silvia, abuela de Lucio, y se sumergieron en un tierno abrazo, según publica Radio Mitre.

En ese momento, una periodista que se encontraba cubriendo el hecho, se conmovió al ver la escena: “Ahora se está abrazando Silvia con su hija y tiene a otro familiar a upa”, indicó Liliana Caruso, periodista de A24, entre lágrimas.

“Es muy emocionante ver cómo Silvia se abraza a un chiquito que le hizo un dibujo”, agregó. Inmediatamente, la periodista se acercó a la abuela de Lucio para preguntarle quién era, y fue la respuesta de la mujer la que terminó de conmoverla.

“No sé quién es, pero me abraza tan tierno y de tal manera que inconscientemente pensé que era mi nieto. Es un chico de 5 años con la foto de Lucio que no saben quién es. Esto me desborda”, admitió Liliana, ya sin poder contener la emoción.