Especialistas alertan sobre la caída del consumo, que acumula un 22,1% en el primer trimestre del 2024. La merma alcanza, incluso, a alimentos de la canasta básica tales como el pan, cuyas ventas se hundieron hasta un 40% desde diciembre. «No tenemos margen para seguir ajustándonos», advirtió a Sputnik un empresario panadero.
La pérdida del poder adquisitivo de los salarios y el alza en los costos suscitados tras la formidable devaluación del 50% efectuada por el Gobierno de Javier Milei impacta a ambos lados de los mostradores. Las ventas de minoristas registraron en marzo una severa caída del 12,6% frente al mismo mes del 2023, y acumulan un descenso de 22,1% en el primer trimestre del año.
El dato surge del último reporte de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), según el cual «los comercios están atravesando meses delicados, con pocas ventas y subas de costos». La entidad, que engloba a compañías de diversos rubros, advirtió que el consumo de alimentos llegó a derrumbarse hasta un 28,7% en el primer trimestre del año, tomando como referencia el mismo periodo del 2023.
«Indudablemente la devaluación fue un golpe muy fuerte para todas las pequeñas empresas. Casi el 99% de las compañías argentinas son PyMES (Pequeñas y Medianas Empresas), y emplean al 70% de la mano de obra, por eso la situación es grave», dijo a Sputnik Alfredo González, presidente de la institución responsable del informe.
Según el titular de CAME, «la buena noticia es que en febrero la baja había sido del 25%, lo cual muestra que el impacto de marzo fue menor. Cabe remarcar que esta tendencia descendente de las ventas acumula ya 24 meses y alcanza al Gobierno anterior, si bien se ha disparado en el último trimestre».
Aunque el desplome en las ventas se halla directamente vinculado a la caída de los salarios -que acumulan una pérdida de poder adquisitivo promedio del 20%, de acuerdo a la Central de Trabajadores Argentinos (CTA)-, la rentabilidad de los comercios también se ve afectada por la suba de costos fijos tales como las tarifas de servicios públicos, particularmente de la energía eléctrica.
La cámara empresaria advirtió en su reporte que «en marzo fue notorio el incremento de precios en los servicios públicos. Aquellos locales más intensivos en el uso de energía, por ejemplo, como alimentos y bebidas, vieron saltar las cifras en sus boletas de luz».
González puso en palabras la encerrona en la cual quedan sumidas diversas compañías: «El aumento en las tarifas nos pega por partida doble. Primero, porque las familias tienen menos recursos y eso afecta su poder de compra. Segundo, porque el aumento de los costos atenta directamente contra la rentabilidad de las empresas».
Consultado por Sputnik, el economista Federico Zirulnik advirtió que el «tarifazo» puede amenazar el sendero descendente de la inflación que busca exhibir el Gobierno tras tres meses de aminoramiento en la escalada de precios. «El alza en los servicios públicos va a trasladarse a los precios de cada comercio, por lo que es esperable que en mayo la inflación vuelva a subir tras estos meses de desaceleración».
«Que los costos fijos aumenten tan fuertemente puede atentar contra la supervivencia de las pequeñas y medianas empresas», apuntó el investigador del Centro de Estudios Económicos y Sociales, Scalabrini Ortiz.
La crisis en primera persona
Martín Pinto es titular del Centro de Industriales Panaderos de Merlo, en la zona oeste del conurbano bonaerense (a unos 30 kilómetros de la capital del país). En diálogo con Sputnik, dio un dato contundente: «Desde diciembre de 2023, las ventas cayeron un 40%. Con lo que subieron las cosas, es como si la gente ya no pudiera comer ni pan».
El caso que atestigua Pinto es paradigmático de un sector particular: en los últimos 12 meses el precio de los alimentos subió en promedio un alarmante 303,8%, superando incluso a la inflación general, que fue del 276,2%.
El fenómeno, que se consolidó durante los dos últimos años de Gobierno de Alberto Fernández (2019-2023) -y que explica el aumento de la pobreza en el periodo-, no hizo más que profundizarse con la llegada de Milei al poder. Ni bien tomó las riendas del Estado, el flamante mandatario eliminó todo control de precios sobre el rubro, mientras que decidió no homologar aumentos salariales por encima de la inflación mensual.
«Con el Gobierno anterior no estábamos bien: la economía nos golpeó bastante, pero dentro de todo podíamos aguantar la inflación. Ahora bien, en enero los costos se dispararon por las nubes. Si algo nos faltaba para terminar de subir la soga al cuello era la suba de las tarifas», denunció el empresario panadero.
«El pan subió menos que el resto de los alimentos, porque los panaderos terminamos absorbiendo la pérdida. Solo en la provincia de Buenos Aires ya cerraron 40 panaderías: no tenemos márgenes para seguir ajustándonos. Dentro de poco pueden ser muchas más», remarcó Pinto.
Los puestos de trabajo, bajo la mira
Si bien Argentina exhibió en el último semestre de 2023 un nivel de desocupación considerablemente bajo (5,7%) -si bien la cifra esconde una creciente precarización e informalidad laboral-, el impacto de la recesión puede poner en jaque dicha cifra.
Según González, el 70% de las empresas del país tiene menos de 10 empleados.
«Cuando la inflación persiste durante tanto tiempo, todos esos puestos de trabajo quedan en riesgo. Incluso, los propios despidos pueden ser un problema para las pequeñas compañías, por las indemnizaciones que corresponde abonar», explicó.
«Las panaderías empleamos directamente a 450.000 personas en todo el país. Si no nos cuidan como motor del empleo, esos puestos de trabajo están bajo amenaza», graficó Pinto al respecto.
El círculo vicioso constituido por la caída de los salarios que impacta en el consumo -cuya caída eleva el nivel de desempleo y ejerce una presión a la baja sobre los sueldos- es de difícil resolución. Zirulnik afirmó que «no hay indicadores que muestren un sendero que tienda hacia una recuperación rápida de la economía. Si las empresas ven que las ventas probablemente sigan cayendo, difícilmente consideren aumentar la inversión».