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Los ocho rugbiers imputados por el crimen del joven de 18 años conocerán en los próximos el veredicto del Tribunal Oral que llevó adelante el juicio. La fiscalia y la querella solicitaron prisión perpetua, en tanto la defensa la absolución o una pena por homicidio en riña.

El 18 de enero de 2020, Fernando Báez Sosa fue atacado a golpes por un grupo de rugbiers afuera del boliche Le Brique, en Villa Gesell. El joven de 18 años  murió casi en el acto a raíz de la gravedad de las múltilples lesiones.

El jueves los ocho  imputados por el crimen – durante la jornada de alegatos –  se pusieron de pie y pronunciaron un breve discurso luego de que la presidenta del TOC 1, María Claudia Castro, le consultara a cada uno de ellos si iban a hacer uso de la palabra.

Máximo Thomsen, señalado cómo «el líder de la manada» por el abogado Fernando Burlando, se quebró y dijo: «Queria pedir disculpas, ojalá pudiera volver el tiempo atrás. Vamos acatar lo que ustedes decidan»

¿CUÁNDO SE CONOCERÁ EL VEREDICTO?

El Tribunal Oral en los Criminal 1 (TOC 1) de Dolores – que llevó adelante el juicio- confirmó que el  veredicto  se dará a conocer el lunes 6 de febrero, a las 13 horas,  para los imputados Máximo Thomsen (23), Blas Cinalli (21), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Ciro (22), Lucas (23 )y Luciano Pertossi (21) y Ayrton Viollaz (23).

La fiscalía como la querella solicitaron penas de prisión perpetua, en tanto la defensa pidió la absolución de los ocho acusados o una pena por homicidio en riña.

CUÁLES PODRÍAN SER LAS PENAS

Homicidio en riña. A diferencia de la prisión perpetua, este tipo de delito tiene una pena de cárcel que va de dos a seis años, por lo que, en caso de ser condenados bajo esta carátula, los rugbiers podrían salir en prisión en pocos años.

En cuanto al homicidio preterintencional, que es cuando el agresor actúa con la intención de causar un daño en el cuerpo o en la salud, con un medio idóneo para ello, pero finalmente provoca la muerte de la persona, la pena de prisión va de tres a seis años.

En cuanto al último escenario planteado por Tomei, un homicidio simple con dolo eventual, la pena es mayor, porque va de 8 a 25 años de prisión.

Aún así, ninguna de las condenas pedidas se compara con la prisión perpetua solicitada por el particular damnificado y la fiscalía, que prevé una pena de 35 años, tal como establece el Código Penal.

A la salida del juicio, el abogado defensor de los acusados de matar a Fernando, fue despedido por un cántico desaforado: “Justicia es perpetua”.

Este lunes tuvo lugar la 11° jornada del juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa. A la salida del juicio, el abogado defensor de los acusados de matar a Fernando a la saluda del boliche Le Brique, fue despedido por un cántico desaforado: “Justicia es perpetua”. 

Desde el momento en el que quedaron detenidos los rugbiers que estuvieron involucrados en el asesinato de Fernando, salieron a la luz varias estrategias que realizó su abogado defensor para tratar de demorar el juicio. En primera instancia, durante la primera audiencia, Tomei intentó que el juicio se pospusiera al presentar dos nulidades por ciertas irregularidades durante la investigación, pero los magistrados no hicieron lugar al pedido y rechazaron la nulidad.

Sin embargo, la respuesta de la Corte Suprema de Justicia fue negativa y rechazó el planteo de la defensa. “Más allá de las dogmáticas alusiones a un ‘estado de indefensión’ y la vulneración del derecho a ser oído, no demostró la existencia de un cambio sorpresivo que hubiera obstaculizado el derecho que —de manera genérica— aduce vulnerado”, explicaron los magistrados en el fallo.

Pasaron los meses y a finales de febrero de 2022, la Cámara de Apelaciones de Dolores aceptó que los rugbiers acusados fueran considerados “particulares damnificados” en una causa en la que su defensa denunció por presunta falsedad ideológica y privación ilegal de la libertad a Verónica Zamboni, la fiscal que intervino en investigación del caso.

Luego, viene la negativa de los ocho rugbiers para ser sometidos a pericias psicológicas y psiquiátricas, solicitadas por la querella y la fiscalía de cara al juicio oral. En su momento, los acusados explicaron que no confían en la investigación y se quejaron de que sufrían una “persecución mediática”. 

Esta semana será trascendental para el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, que se lleva a cabo en el Tribunal Oral en lo Criminal Nº1 de Dolores integrado por los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lazzari.

En el marco del asesinato ocurrido el 18 de enero de 2020 frente al boliche Le Brique de Villa Gesell, esta semana será el turno para declarar de los testigos que propuso la defensa encabezada por el abogado Hugo Tomei.

Frente a los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo García, la querella del abogado Fernando Burlando y la presencia de familiares y amigos del joven asesinado a golpes, prestarán testimonial los padres de los imputados, junto a Alejo Milanesi, Juan Pedro Guarino y Tomás Colazo, amigos de los acusados.

A comienzo de la investigación, tanto Milanesi como Guarino fueron detenidos, al igual que los ocho amigos que enfrentan el juicio oral. Finalmente, debieron ser sobreseídos en la causa por falta de mérito, aunque sus testimonios son claves: ambos se encontraban esa noche junto al grupo que le quitó la vida a Fernando.

Por su parte, Tomás Colazo es otro de los jóvenes que se encontraba esa noche en medio del grupo de rugbiers dentro del local bailable, aunque nunca fue imputado en la causa ni hay registros visuales de su presencia en el feroz ataque al estudiante de abogacía. No obstante, el croquis que presentó la fiscalía sí lo ubica a quien fuera considerado como el «rugbier 11» en la escena del crimen, con la salvedad de que no hay evidencia de que haya estado hospedado con el grupo

Se realizó la octava jornada del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa. Muchas preguntas giran en la sociedad en torno a la personalidad de los acusados. En este contexto, una psicóloga hizo un análisis de la personalidad de los rugbiers. 

“En tiempos de pantallas, los imputados grabaron en video lo que ocurría: una de las imágenes más reveladoras que se conocieron salió del teléfono de uno de los imputados. Ahí toda la ciudadanía pudo presenciar la saña con la que iban destrozando el frágil cuerpo de Fernando ¿Por qué grabarían ellos mismos la golpiza a su víctima?”, comienza explicando la psicóloga Elvecia Trigo.

“Por placer, para regodearse, porque ellos son su propia ley, pensaron que nada podía pasarles… Estas son sólo algunas de las características de la personalidad del perverso y la vamos observando en la conducta y actos de estos ocho imputados”, continúa la profesional.

“Desde mi mirada como Psicóloga Clinica/ Psicoanalista, habiendo estudiado Perversión en Piera Auglanier y Marie France Hirigoyen, este sería el diagnóstico para los imputados. Y es importante para la sociedad entender la relevancia de esta definición ahora que el juicio está en marcha y se conocen más detalles de ese 18 de enero de 2020”, dijo en diálogo con Infobae.

“A este negro me lo llevo de trofeo”, dijo Máximo Thomsen, según la declaración de una testigo. El perverso siente placer de hacer daño, de humillar. Cuánto más indefensa esté su víctima más goza con su sufrimiento e indefensión. Es lo que aparentemente hicieron los imputados»

“Fue una emboscada”. Así lo definieron los amigos del joven fallecido. “Por la autopsia sabemos que tenía el cráneo destrozado y su tórax con hemorragias internas múltiples. Si esto no es ensañarse con un cuerpo indefenso ¿la violencia en grados superlativos donde está?”, sigue.

“Las súplicas de Fernando posiblemente no los iba a conmover, por el contrario: más y más gozaban con el sufrimiento de su presa acorralada, por eso yo los defino no como psicópatas sino como perversos asesinos y muy muy peligrosos para la sociedad”, dijo.

“Se preguntarán ustedes qué es un perverso. Alguien que no tiene ley. Que no internalizó la castración. O sea que no aprendió el no, que no todo se puede hacer. Estar barrado, dice Lacan. No ha adquirido límites en su vida, no ha internalizado el aprender a sostener la frustración y la postergación del deseo. No ha armado diques para frenar la descarga destructiva. Tampoco pudo internalizar la corriente tierna del lado de los padres, tutores o personas que lo criaran y educaran. No está apto para convivir en sociedad. No puede ver al otro como alguien diferente a él, no empatiza con el semejante porque no reconoce al semejante. Lo único que lo complace al perverso es llevar a cabo sus deseos arbitrarios y sádicos, impera el principio del placer sobre el principio de realidad”.

“El perverso se defiende de esa angustia desorganizante y que podría llevarlo a la psicosis actuando sobre el otro, fascinándolo, atrayendo su consentimiento, pervirtiéndolo de manera de tener la prueba de su poder, que refiere al absolutismo de un deseo arbitrario”.

“El perverso suele adoptar una voz fría, insulsa y monocorde. Es una voz sin tonalidad afectiva, que hiela e inquieta y por la que se asoman, a través de las palabras más anodinas, el desprecio y la burla. Las palabras son lo de menos, lo que importa es el tono”, finalizó.

Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Luciano Pertossi, Enzo Comelli, Blas Cinalli, Ayrton Viollaz, Matías Benicelli y Lucas Pertossi llegaron a la sexta audiencia del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa sin barbijo. Si bien en algunas de las audiencias de la semana pasada también llegaron sin tapabocas, no se habían visto -hasta el momento- imágenes de ellos. Sin embargo, este lunes los rostros de los acusados fueron capturados por los medios.

 

El tribunal autorizó el ingreso de las cámaras, lo que permitió que sean posibles estas imágenes. De brazos cruzados, serios y con las miradas perdidas al frente, así se los vio esta mañana, siempre ocupando los mismos lugares.

Este lunes declararán el forense que realizó la autopsia al cuerpo de la víctima, peritos de rastro, químicos, médicos y funcionarios públicos.

El veredicto a los ocho rugbiers acusados se conocería el 31 de enero, luego de las 22 audiencias previstas.

En la primera semana, los ocho rugbiers imputados se mantuvieron en silencio. Al igual que estos 3 años que pasaron detenidos, nunca quisieron hablar públicamente y esto tiene que ver con parte de su estrategia.

Quiénes son los ocho rugbiers imputados por el crimen de Fernando Báez Sosa

Máximo Thomsen (23)
Enzo Comelli (22)
Matías Benicelli (23)
Blas Cinalli (21)
Ayrton Viollaz (23)
Luciano Pertossi (21)
Ciro Pertossi (22)
Lucas Pertossi (23)

Crimen de Fernando Báez Sosa: quiénes declararon en la primera semana del juicio

Durante la primera semana del juicio, en la cual dieron su testimonio 47 testigos, los imputados Máximo Thomsen, Luciano y Ciro Pertossi, Enzo Comelli y Matías Benicelli fueron identificados como agresores directos de la víctima.

Otros dos de los rugbiers, Lucas Pertossi y Ayrton Viollaz, fueron ubicados entre quienes arengaban o golpeaban a los amigos de la víctima que intentaban defenderlo.

El único acusado que no fue mencionado con una participación activa en el hecho en ninguna de las cinco audiencias fue Blas Cinalli. Sin embargo, un policía indicó que estaba presente en el lugar, de acuerdo a uno de los videos que registraron la escena del ataque y que fueron exhibidos durante el debate.

Fuente: Todo Noticias

Después de las 19 los padres de los ocho imputados por el crimen de Fernando Báez Sosa se retiraron de la Unidad Penitenciaria Nº 6.

Una hilera de cámaras de televisión, fotógrafos y periodistas los esperaban para sacarles una declaración. Pero en ese preciso instante una mujer se acercó a ellos aplaudiendo y, a los gritos, les cantó: “¡Y llora, y llora Thomsen, llora!”.

Automáticamente, ante el incómodo momento, todos los padres  bajaron la cabeza e intentaron cubrirse los rostros. Algunos, como el papá de Lucas Pertossi, Marcos Pertossi, ya están más cancheros con la exposición mediática y se mueven con anteojos de sol y gorra. Pero no fue el caso de Rosalía Zárate, la mamá de Máximo Thomsen. Escoltada por otro de sus hijos, la mujer intentó esconder su cara bajo los brazos, mientras el joven alaba una de las bolsas de comida para hacerle de pantalla.

Según pudo saber Infobae, la visita de los padres no se realizó en un horario habitual. Se trató de uno especial para los rugbiers, que se dio entre las 17.45 y las 19.45.

Luciano Pertossi, Ayrton Viollaz, Matías Benicelli, Alejo Milanesi, Blas Cinalli, Juan Pedro Guarino, Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Ciro Pertossi y Lucas Pertossi habían llegado a la cárcel de Dolores pasadas las 17.30, tras finalizar la tercera audiencia.

Luego fueron apareciendo sus padres y se juntaron en la puerta de la Unidad N°6. Muchos de ellos, eran los mismos que, minutos antes, habían estado en la sala donde se desarrolla el juicio. Como, por ejemplo, Sergio Viollaz, el papá de Ayrton Viollaz; el “Polaco” Comelli, papá de Enzo Comelli; y Mónica Zárate, la mamá de Matías Benicelli.

A la hora de hacer su ingreso al penal, los familiares no quisieron hacer declaraciones a este medio. Según lo previsto por el código de visitas del Servicio Penitenciario Bonaerense, ninguno llevaba ropa negra, ya que ese color le corresponde a los carceleros. Previo a hacer su ingreso, los familiares se dividieron en dos filas: por un lado, los que dejaron comida. Por el otro, los que esperaban para ser requisados antes de entrar. Además de alimento, les llevaron bidones de cinco litros de agua mineral.

Los imputados fueron alojados en un pabellón exclusivo para ellos, alejados de otros detenidos, tal como sucede en la Alcaidía N°3 de Melchor Romero, en La Plata. Y allí recibieron a sus familiares.

No es que no los hubieran visto antes. Desde este lunes, los tienen a metros de distancia en la sala del Tribunal Oral Criminal N°1, pero los separa un cordón de 13 efectivos del Servicio Penitenciario Bonaerense. Solo les ven las nucas. Desde que los imputados fueron trasladados a la cárcel de Dolores, la calle Riobamba al 200, donde está emplazado el ingreso principal del penal, se encuentra vallada entre Alberdi y Leandro N. Alem.

Su rutina no cambia: poco antes de las 8 son trasladados desde la Unidad N°6 al TOC N°1 —ubicado a diez cuadras de distancia— con un operativo de seguridad de rigor requerido por los jueces. Al mediodía, almuerzan en los tribunales, en dos celdas ubicadas dentro de la Unidad N° 6. El penal de Dolores, la cárcel más vieja de la provincia, no es una novedad para los jóvenes de Zárate. Fue su primer lugar de detención en enero de 2020, tras pasar por celdas de la Policía Bonaerense como las de la Comisaría 1º de Pinamar, antes de ser destinados a Melchor Romero.

Aquella vez, se les reservó el sector de alcaidía en la planta alta de la cárcel entre los sectores 9 y 10, ocupados por presos evangélicos, con camas cucheta y un inodoro para compartir. Hoy, ocupan otro sector del penal. A la fecha, Luciano Pertossi, Ayrton Viollaz, Matías Benicelli, Alejo Milanesi, Blas Cinalli, Juan Pedro Guarino, Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Ciro Pertossi y Lucas Pertossi ya pasaron tres noches en la cárcel de Dolores, donde seguirán detenidos, por lo menos, hasta que finalice el juicio en su contra. Son 177 los testigos agendados en, al menos, 13 jornadas hasta el miércoles 18 de enero, cuando se cumplirán tres años del crimen.

La fiscal que investiga la desaparición y muerte del joven chubutense reconoció que “teníamos la expectativa de que pudiera confesar cuál era el sitio donde se encuentra el cuerpo, o por lo menos obtener alguna información”. La familia apuntó contra la abogada defensora.

A José Crettón, quien hubiera cumplido 19 años el pasado 6 de noviembre, “le metieron dos tiros en la cabeza y le cortaron el cuello”, decía uno de los audios revelados durante la última audiencia por su desaparición del joven en la localidad de El Maitén hace ya tres meses.

Por el crimen se detuvo a dos hombres, Daniel Napal, ex marido de la actual pareja de José y Carlos Paiñepil, sin embargo el cuerpo sigue sin aparecer.

Pero una nueva esperanza había nacido para la familia de José Crettón de conocer donde estaba su cuerpo, cuando Paiñepil solicitó una audiencia con el juez porque quería hablar. “Lo creyó necesario, quizás por el hecho de querer desligarse de algo o porque quería decir algo a su favor”, opinó la fiscal del caso, Ruth Monge a EQSNotas.

Pero cuando se realizó la audiencia el jueves, cerca de las 13 horas, el detenido se arrepintió y se negó a declarar tras mantener una reunión previa con su abogada defensora. “No pude entender cuál era el objetivo de pedir una audiencia para declarar y después decir que no iba a declarar, eso no es común por todo lo que significa esto”, remarcó la fiscal.

Y lamentó lo sucedido porque “teníamos la expectativa de que pudiera confesar cuál era el sitio donde se encuentra el cuerpo de José Crettón, o por lo menos obtener alguna información que nos permita dar con el cuerpo de este chico”, agregó.

“Es jugar con nuestros sentimientos”

La familia de José Crettón apuntó con la abogada defensora al asegurar que “no lo dejó hablar”, y lamentaron lo sucedido porque esperaban conocer así donde está el cuerpo del joven esquelense.

«Es jugar con nuestros sentimientos como familia pensando en que íbamos a saber donde fue. Es una tomada de pelos para todos. ¿ Por qué no lo dejaron hablar, con que motivo?, cuestionaron a través de la página de Facebook donde movilizan la búsqueda.

Se trata de Magdalena Espósito Valenti y Abigail Páez, quienes comenzaron a ser juzgadas este jueves por el aberrante asesinato del niño de 5 años. El hecho ocurrió en noviembre de 2021 en Santa Rosa, La Pampa.

Los fiscales del juicio por el crimen de Lucio Dupuy, asesinado en noviembre del 2021 en Santa Rosa, La Pampa, pidieron este jueves que se condene a la madre del niño de 5 años y a su pareja no solo por el homicidio, sino también por el «maltrato crónico» y las «agresiones físicas y sexuales» al que lo sometían, mientras que la querella, representada por el padre de la víctima, solicitó a los jueces que a las acusadas se les sume en una eventual condena el agravante del «odio de género».

En tanto, en los alegatos de apertura del juicio oral que comenzó cerca de las 9 ante un Tribunal de Audiencia, la defensa de Magdalena Espósito Valenti, madre de Lucio, dijo que su defendida «no fue la autora material» del crimen del niño y que Lucio ya venía sufriendo agresiones por parte de la familia paterna, y la abogada de Abigail Páez, su pareja, rechazó la acusación contra la imputada y dijo que ella «procuró evitar» su muerte.

El juicio, que se desarrollará a puertas cerradas ya que la víctima era menor de edad y se debate un delito contra la integridad sexual, se desarrolló en la sede de la Ciudad Judicial de Santa Rosa, que desde este miércoles se encuentra fuertemente custodiada, en el marco de un operativo desplegado con 60 efectivos policiales.

Es que cuando se conoció el caso el 26 de noviembre del año pasado los vecinos salieron a la calle para expresar su reclamo por el crimen del niño y se produjeron serios incidentes en la comisaría donde estaban alojadas las detenidas.

La audiencia arrancó con los alegatos de apertura por parte del fiscal general Máximo Paulucci, el fiscal Walter Martos y las fiscalas Verónica Silvana Ferrero y María Mónica Rivero, quienes acusaron a la madre de Lucio de los delitos de «abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y formas concretas de realización; agravado por ser la ascendiente, por ser cometido por dos personas y por existir convivencia entre ella y la víctima menor de 18 años; todo como delito continuado; en concurso real con homicidio calificado por ser la ascendiente, por ensañamiento y alevosía».

Lo mismo solicitaron para Páez, aunque sin el agravante del parentesco familiar.

Sin embargo, el abogado José Mario Aguerrido, querellante por parte de Christian Dupuy, padre de Lucio, adhirió al pedido de la fiscalía, aunque solicitó al tribunal que se le sume el agravante del «odio de género», y que las imputadas fueron responsables «por acción u omisión» de las presuntas conductas violentas. «No importa quién fue la autora y quién cooperó porque ambas fueron autoras«, subrayó.

El defensor oficial Pablo Andrés De Biasi, quien representa a la madre del niño asesinado, negó en su alegato la acusación fiscal sobre su defendida, dijo ante los jueces que «hay dudas razonables» para poder probarle los hechos y reiteró que Lucio ya venía sufriendo agresiones por parte de la familia paterna.

A su turno, la defensora oficial María Silvina Blanco Gómez, expresó que su defendida Páez «procuró evitar» la muerte del niño y que existe «dudas razonables» sobre la imputación de abuso sexual y, al igual que su colega De Biasi, manifestó que tratará de probar la inocencia de las acusadas o alternativamente que haya un cambio en la calificación legal.

Tras la negativa de las dos imputadas por declarar, el tribunal llamó como primer testigo a Christian Dupuy, quien durante 45 minutos relató detalles de cómo había sido la vida familiar con Espósito Valenti y Lucio, cuál fue la relación con la imputada cuando se quedó a cargo de la víctima y cuándo fue la última vez que vio a su hijo, entre otras cuestiones.

Luego, el tribunal pasó a un cuarto intermedio hasta este viernes a las 8 cuando continuará la ronda de testigos.

Fuentes judiciales informaron a Télam que el debate, que comenzó un día después de que la Cámara de Diputados de la Nación aprobó por unanimidad y envió al Senado el proyecto de ley que establece una capacitación obligatoria para funcionarios públicos en prevención y detección temprana de la violencia contra la niñez y la adolescencia, se desarrollará hasta el 22 de diciembre y declararán cerca de 105 testigos.

Se trata de Magdalena Espósito Valenti; y su pareja, Abigail Páez, se sentarán desde hoy en el banquillo de los acusados por homicidio de Lucio Dupuy,  triplemente calificado por el vínculo y con ensañamiento y alevosía; en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante.

Lucio Dupuy, un nene de 5 años de La Pampa, murió por una «hemorragia interna», sin embargo la autopsia determinaría que presentaba «politraumatismos por golpes, mordeduras y quemaduras, de vieja y reciente data» y que el deceso se produjo por una «hemorragia interna», producto de las agresiones.

Y que su última internación, donde finalmente murió, no había sido la única: había sido asistido al menos cinco veces en un lapso de tres meses por politraumatismos en distintos centros asistenciales de La Pampa, aunque no había denuncias de profesional alguno al respecto, como así tampoco de las autoridades del jardín de infantes al que asistía.

Este jueves 10 de Noviembre, su madre Magdalena Espósito Valenti; y su pareja, Abigail Páez, comenzarán a ser enjuiciadas como “coautoras” por el crimen del nene de 5 años ocurrido en noviembre de 2021 en la capital pampeana, en un debate oral en el que declararán más de 100 testigos.

El juicio, que se desarrollará a puertas cerradas ya que la víctima era menor de edad y se debate un delito contra la integridad sexual, comenzó a las 8 y estará a cargo del Tribunal de Audiencias de Santa Rosa, integrado por los jueces Aníbal Olié, Alejandra Ongaro y Daniel Sáez Zamora.

Las mujeres se encuentran recluidas actualmente en el Complejo Penitenciario 1 de la ciudad de San Luis. En el caso de Espósito Valenti, ésta llega al debate acusada del «homicidio triplemente calificado por el vínculo (por ser ascendiente) y con ensañamiento y alevosía; en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y formas concretas de realización, triplemente agravado por ser la guardadora al momento de los hechos, por ser cometido por dos personas y por existir convivencia con la víctima menor de 18 años, como delito continuado.

«Mientras que Páez fue acusada del mismo delito, pero con un agravante menos ya que no era familiar de Lucio, aunque, al igual que Espósito Valenti, también podría ser condenada a prisión perpetua.

 

El juicio por el crimen de Lucio Dupuy, el niño de cinco años abusado sexualmente y asesinado a golpes en noviembre del año pasado en la ciudad pampeana de Santa Rosa, comenzará este jueves 10 de noviembre y tendrá como acusados a Magdalena Espósito Valenti, la mamá de la criatura, y Abigail Páez, la pareja de la mujer.

Está previsto que el debate se lleve a cabo en la Ciudad Judicial de la capital de la provincia y que finalice el 22 de diciembre. El proceso judicial estará a cargo del tribunal integrado por los jueces Aníbal Olié, Alejandra Ongaro y Daniel Sáez Zamora, mientras que los fiscales que impulsarán la acusación del Ministerio Público serán Walter Martos, Verónica Ferrero y Marcos Sacco.

De acuerdo con lo que se consignó, declararán alrededor de testigos y las audiencias serán a puertas cerradas, ya que la víctima era menor de edad y se debate un delito contra la integridad sexual.

En tanto, todavía no está definido si las acusadas, quienes podrían ser condenadas a prisión perpetua, estarán presentes en el juicio, al tiempo que continúan alojadas en una unidad penal de la provincia de San Luis.

La causa fue elevada a juicio en junio último, luego de seis meses de investigación. Por requerimiento de los fiscales, Espósito Valenti será juzgada por «homicidio triplemente calificado por el vínculo (por ser ascendiente) y con ensañamiento y alevosía; en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y formas concretas de realización, triplemente agravado por ser la guardadora al momento de los hechos, por ser cometido por dos personas y por existir convivencia con la víctima menor de 18 años, como delito continuado».

Mientras que a Páez llegará imputada del delito de » homicidio doblemente agravado, por ser con ensañamiento y alevosía; en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y formas concretas de realización, triplemente agravado por ser la guardadora al momento de los hechos, por ser cometido por dos personas y por existir convivencia con la víctima menor de 18 años, como delito continuado».

El cruel infanticidio de Lucio

Lucio Dupuy falleció el 26 de noviembre último a raíz de una golpiza que sufrió en la vivienda en la que residía junto a su madre y a la pareja de la mujer, quienes quedaron detenidas inmediatamente.

Tras su muerte de Lucio Dupuy se determinó que el niño había sido asistido al menos cinco veces en un lapso de tres meses por politraumatismos en distintos centros asistenciales de La Pampa, aunque no había denuncias de profesional alguno al respecto, como así tampoco de las autoridades del jardín de infantes al que asistía.

Por tal motivo se inició una investigación administrativa a nivel gubernamental para establecer responsabilidades de funcionarios en la omisión de denuncias que pudieron haber evitado este desenlace.

Otras pericias también consignaron datos impactantes: «Falta de comida, hacerlo pasar frío, penitencias interminables contra una pared, golpes de puño en la panza que le provocaban vómitos continuos, golpes en la cara que le provocaron lesiones visibles, amenazas respecto de que no podía contar a nadie lo que vivía si no sería peor, no mandarlo al jardín por dos motivos: primero para que no vieran las maestras sus lesiones y segundo como forma de endilgarle castigo, ya que disfrutaba de ir al jardín».