Más de 57 millones de iraníes están llamados a votar para elegir a los 290 miembros de la Asamblea Consultiva Islámica (parlamento), hoy dominada por los reformistas aliados del gobierno y sus aliados independientes.
La campaña para las elecciones parlamentarias iraníes comenzó hoy con el temor de una baja participación del electorado debido a la apatía que atraviesa el país en general y el malestar que generó en particular el gran número de candidatos reformistas descalificados por el Consejo de Guardianes, pese a ser la bancada más importante del Poder Legislativo.
Más de 57 millones de iraníes están llamados a votar el viernes 21 para elegir a los 290 miembros de la Asamblea Consultiva Islámica (parlamento), hoy dominada por los reformistas aliados del gobierno y sus aliados independientes.
Sin embargo hay temores de que esta vez la participación sea baja luego que Consejo de Guardianes -un cuerpo tradicionalmente dominado por juristas conservadores- desclasificara a un alto número de candidatos sobre todo reformistas, aliados del actual mandatario Hasan Rohani.
El Consejo de Guardianes es uno de los organismos de mayor poder de Irán que, entre sus varias funciones, tiene el poder de vetar a todos los candidatos de las elecciones parlamentarias y presidenciales.
Más de 16.000 aspirantes a candidatos se registraron en estas elecciones, de los cuales más de 2.000 se retiraron antes de ser aceptados y solo unos 7.100, casi el 50%, fueron aprobados por el Consejo de Guardianes, informó la agencia de noticias EFE.
Además, el consejo rechazó la candidatura de al menos 70 de los actuales diputados del parlamento, aunque medios locales informaron que el número de descalificados ascendía a 90, según la agencia española.
Entre los descalificados figuran algunos de los diputados reformistas más conocidos, como Mahmud Sadeqi, Ali Motahari y Tayebe Siavoshi.
Los dos principales bloques, los reformistas y los principalistas (conservadores), todavía están diseñando las listas de sus candidatos tras las objeciones del consejo y se espera que las presenten en los próximos días.
Si bien una baja participación podría beneficiar a los principalistas, también podría restarle legitimidad al régimen, especialmente tras el shock que significó el reciente reconocimiento de que las autoridades habían mentido sobre el derribo de un avión comercial el mes pasado.
El líder supremo de la República Islámica, el ayatollah Ali Jamenei, aseguró la semana pasada que «toda persona interesada en Irán y en su seguridad» debe votar en los próximos comicios.
Sin embargo, una baja participación podría beneficiar al sector conservador más cercano al ayatollah.
Además de la descalificación masiva de candidatos reformistas, la base electoral de esta fuerza está desencantada con la gestión del presidente Rohani, sus promesas de mayor libertad social incumplidas. y la creciente crisis económica, profundizada por la reactivación de las sanciones estadounidenses.
La última ola de protestas masivas fueron en noviembre pasado por el aumento del precio del combustible y el gobierno, nuevamente, respondió con represión. Según denunció la organización Aministía Internacional, el saldo final fueron más de 300 muertos.